“Nunca pensé que algo que hice en mi laptop un domingo por la tarde pudiera verse en una pantalla gigante en Nueva York.”
Con herramientas como DALL·E y GPT, Coca-Cola invitó a miles de personas en todo el mundo a crear arte digital inspirado en la marca. No era un reto solo para profesionales: era una invitación abierta a dejar volar la imaginación y ser parte de la historia visual de Coca-Cola.
¿El premio?
Ver tu arte proyectado en lugares icónicos como Times Square o Piccadilly Circus.
Pero más allá del premio, era la experiencia.
Era saber que una marca global te escuchaba. Te miraba. Y te celebraba.
En otra esquina del mundo, Leo, un fan de la marca desde niño, nos cuenta cómo usó la app oficial para diseñar su propia botella virtual.
Le agregó colores, mensajes personalizados, e incluso un código para generar un video que luego compartió por WhatsApp con su novia.
“Fue como escribirle una carta... pero con burbujas”, dice riendo.
Esta es la magia de Coca-Cola hoy: pasar de lo físico a lo digital, y de lo digital al corazón.
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